Orgullo y Prejuicio 2

Orgullo y Prejuicio

Capítulo 2: La carta

-¿Y qué sugiere para alentar el amor verdadero?-preguntó serenamente aquel joven.

-El baile, aun cuando la pareja es poco tolerable-dicho esto se marchó del salón siendo seguida por su amiga Fabiana que se aguataba las ganas de reírse por lo sucedido. Mientras tanto le joven Abadeer sonrió y pensó: ‘’Con que Fionna ¿eh? lindo nombre, me está empezando a agradar’’ sin saber que más adelante pasaría a ser algo tan importante que cambiaría su vida.

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Ya había amanecido y la familia Ward se hallaba reunida en el comedor de su casa disfrutando de aquel agradable desayuno en el cual la madre estaba con un poco de migraña debido a que la noche anterior bebió de más. Estaban hablando alegremente del baile de la noche anterior hasta que vino uno de sus criados y dijo:

-Carta para la señorita Marceline Ward-esta se sorprendió al saber que le habían enviado una carta ,pues casi nunca recibía una, cuando la tuvo en sus manos, al saber de quien era lo único que hizo fue sonrojarse levemente. Entonces la madre le arrebató la carta y al leer la parte quien la escribió dijo:

-¡Por Glob estamos salvados!-haciendo que sus hijas menores se rieran ante el comentario de su madre.

Rápidamente Jaqueline le arrebató la carta y comenzó a leer

Señorita Marceline Ward:

“Me complace invitarla este día junto a mí y mi querida hermana Carolina Murtons en la mansión que se encuentra colindante con la suya. Agradecería cordialmente su asistencia ya que el baile de ayer no nos dio mucho tiempo para conocernos, espero que este día pueda asistir y así volverla a ver. La esperaremos pacientemente.”

Atte.: Finn Murtons

Al terminar de leer en voz alta vio que su madre se le había olvidado de su dolor de cabeza y dijo:

-Rápido Marcy báñate y aséate bien, perfúmate y ponte tu mejor vestido, no hagamos esperar mucho tiempo al señor Murtons. Fionna al escuchar dijo:

-Pediré que alisten el carruaje…-empezó a decir Fionna pero fue interrumpida por su madre.

-¡NO!-gritó la madre-ella irá a caballo. Fionna al ver que pretendía su madre exclamó.

-¡Mamá el carruaje para Marceline!

-No y no se discute más-dicho esto la madre se fue. Fionna iba a ir a reclamarle a su madre cuando alguien la agarró suavemente del brazo y le susurra.

-No le hagas a mamá sabes cómo es, no te preocupes iré más rápido a caballo-dicho esto Marceline se fue a cambiar.

Tiempo después de que Marceline se había dirigido a la mansión del joven Murtons, Fionna de mala gana fue a recoger la ropa seca que estaba tendida en el patio, de repente empezó a llover torrencialmente, tanto que la ropa parecía que nunca la hubieran puesto a secar, pues estaba tan empapada como cuando recién la lavaron. Fionna entró rápidamente a su casa, toda mojada y se dirigió a la cocina.

Allí estaban su padre y su madre, la cual estaba mirando la ventana y cuando vio a Fionna dijo:

-Todo está saliendo de acuerdo al plan-mientras volvía a mirar a la ventana-a este paso llegará a esa mansión al atardecer y con esta lluvia no la dejarán marcharse-dijo sonriendo triunfalmente

-Tal vez la hayas podido enviar a Marceline a caballo, pero no te puedes dar el crédito de haber hecho llover-dijo Fionna rodando los ojos.

-Tu madre prefiere ver muerta a Marceline por buscar el amor del señor Murtons antes de verla soltera-dijo el padre divertido

Las hermanas menores que escuchaban la conversación detrás de la puerta no aguantaron las ganas de reír soltando grandes carcajadas delatándose y entraron a la cocina diciendo

-Mamá realmente quiere muerta a Marceline si no se casa.

-Nadie se muere de un resfriado-dijo la madre secamente-Y por cierto ¿Dónde está su hermana Cake?

-Está tocando el violín ¿Qué, la quieres enviar a la lluvia en busca de algún joven rico para que sufra un ataque también?

-Jaja muy graciosa-dijo sarcásticamente la madre-no lo preguntaba porque pasa todo el día en la casa sin dejar de tocar ese viejo piano o su violín, creo que hasta se le hizo una especie de adicción-dijo preocupada la madre.

-Deberías ver como esas personas ricas pagan fortunas por clases de piano-dijo Fionna-las cuales para mí, no tienen nada de útil.

-Al menos deberías interesarte en hacer algo útil o hacer cosas como otras señoritas de tu edad-dijo la madre.

-Leer es algo útil porque así aprendes más y no eres tan ignorante como otras personas de nuestra misma clase social. Además como no me dejas aventurarme como lo hacía cuando tenía 13 no hay nada mejor que hacer y además nuestro padre igual le encanta leer-dijo la rubia acusadoramente a la madre.

-Pero…

-Deja ya a la pobre muchacha-dijo tranquilamente el padre-si quiere leer y ser más inteligente que las demás señoritas de su edad, déjala ser.

La madre no dijo nada y todas se fueron a hacer sus respectivas tareas. Así transcurrió toda la tarde hasta la noche en la cual Fionna estaba preocupada por su hermana que no había llegado hasta ahora, a la mañana siguiente ya no había esa torrencial lluvia de ayer y Fionna no dejaba de preguntarse cómo fue tan tonta Marceline como para ir a caballo en tan semejante lluvia pero su respuesta estaba clara el joven Finn Murtons la tenía hechizada aunque ella lo negara o tratar de esconderlo Fionna no pasó desapercibido el brillo de los ojos de su hermana cada vez que lo miraba o hablaba de él, cuando ya estaba atardeciendo y la lluvia era más leve, en eso alguien entra por la puerta, todos estaban en la sala y pensaron que era Marceline pero al ver al cartero se extrañaron mucho y este le entregó una carta a Fionna, era de Marceline

Querida hermana:

“Llegué a la mansión de los Murtons, es inmensa y muy hermosa aunque solo sea su casa de vacaciones, te envío esta carta para decirles que al llegar a esa mansión pasé un día agradable Finn es un joven encantador (te daré detalles cuando no estén todas leyendo la carta) pero me vino un fuerte resfriado, ahora estoy en cama con fiebre y mucha tos en una de las habitaciones de la mansión pues Finn, tan amable como siempre no dejará que me vaya hasta que me recupere, saludos a todos y los veo cuando mejore, los quiero mucho.

Pdta.: Fionna me gustaría que vinieras a visitarme me siento una poco sola cuando Finn y su hermana no están me gustaría que me hagas compañía por las tardes, ven mañana a acompañarme.”

Atte.: Marceline

Fionna al terminar de leer la carta que le envió Marceline sonrió al ver que su hermana estaba feliz de haberse enfermado con tal de ver un rato más a Finn. Miró a su madre con desaprobación, Jaqueline al terminar de leer la carta dijo:

-Creo que Marceline está viva de milagro no lo crees Fabiana

-Si aunque no gracias a mamá-decía mirando de reojo a su madre

-No es gracias al apuesto joven Murtons-decía Jaqueline risueña

-Ahh, ya verán niñas cuando estén casadas…

-O muertas-la interrumpió Fionna

-Saben qué, me voy, no tolero a personas que no ven lo que hago por ellas-decía ella

-Madre si quieres matarnos solo avísanos-dijo Fabiana

-Algún día…algún día me dará un ataque-dicho esto se fue furiosamente de la habitación.

El hombre vio cómo su esposa se iba de la sala murmurando cosas incomprensibles y algo sobre “niñas ingratas” se echó a reír y fue detrás de ella marchándose de la cocina. Mientras Jaqueline mira a Fionna y le dice

-¿Y qué piensas…?

-Voy a ver a ir a Marceline, a ver si mi madre no la mató con su loca idea-dicho esto Fionna se fue de la sala en dirección a su habitación que compartía con su hermana para ir a alistarse para ver a su hermana.